Cuando te marcas un objetivo, la primera pregunta es tan básica como transcendental ¿quién ha marcado el objetivo? lo has hecho desde la libertad de tu esencia, o lo has hecho desde tu yo mediatizado por los miedos, limitaciones y estereotipos. Las creencias que gobiernan nuestras vidas influyen tanto en cómo interpretamos la realidad como, en lo que es peor todavía, la realidad a la que creemos que podemos acceder, coaccionando así los objetivos y resultados que nos marcamos.
Míralo así: ¿te has marcado un objetivo alcanzable por el miedo que supone poner uno que consideras inalcanzable? si es así, Goethe te da la respuesta: Trata a una persona tal y como es y seguirá siendo lo que es. Trata a una persona como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser.
O lo que es lo mismo, marca un objetivo condicionado por tus miedos y limitaciones, y nunca superarás tus miedos y limitaciones. Tan sencillo y tan complicado como esto.
Si no lo has definido desde la pureza de la realidad que realmente quieres crear, el universo trabajará para conseguir lo que “realmente no quieres” y, si es así, vivirás en la búsqueda y en la frustración permanentes porque estás pidiendo para conseguir lo que dice tu yo, no lo que realmente te gustaría. Como puedes imaginar, este esquema no conduce a nada bueno.
Llevado al terreno del emprendimiento o la actividad profesional, ¿dónde marcas el límite? ¿en lo políticamente correcto? ¿demasiado bajo para no parecer pretencioso? ¿condicionado por el qué dirán? ¿pones tu mismo las limitaciones pensando en lo que de antemano crees que no vas a conseguir?
Es más que probable que lo te pida el cuerpo sea pensar en grande, y también es más que probable que lo que hagas es pensar en pequeño, ¿por qué?, pues por ese concepto que tanto mal hace al ser humano: la (auto) humildad mal entendida.
De los objetivos S.M.A.R.T a los S.M.I.R.T
En este sentido, he de decir que para evolucionar, crecer y avanzar con tu proyecto de vida, has de transcender de marcarte objetivos alcanzables a marcarte objetivos que en este momento de tu vida, para ti, te resultan imposibles de alcanzar, aunque bien es cierto, que estos objetivos que te resultan imposibles de alcanzar tienen que ser realistas, factibles, es decir que sean realmente realizables, independientemente de que en este momento los veas imposibles.
Piénsalo fríamente, si el objetivo que te marcas es alcanzable, no existe superación, sabes que lo vas a conseguir. Si el objetivo que te marcas había de hoy para ti resulta imposible, es muy probable que tengas que trascender determinadas líneas que limitan tu crecimiento personal para alcanzar ese objetivo que aprecias imposible, esa evolución, ese desarrollo, es el que te hace crecer, evolucionar como persona.
La simple capacidad de marcarse objetivos que a día de hoy resultan inalcanzables, denota un espíritu de crecimiento como comienzo de una fase de superación a la que seguro que acompañarán otras de mayor calado. Este espíritu es el que hará que los pequeños pasos que se van dando se conviertan en grandes avances desde la perspectiva del tiempo.
Cuando el CAOS llega a tu vida
Si realmente estructuraras tu objetivo en base a la realidad de lo quieres y lo consideraras como inalcanzable a día de hoy ¿de qué tamaño sería el caos que se genera dentro de ti? Es probable que en ese momento comience una lucha con tu ser interior: no lo voy a conseguir, eso está reservado para los elegidos, no tengo el conocimiento suficiente para hacerlo, es difícil, soy tímido, no soy alto, no soy guapo, no tengo tiempo de entrenar tanto, qué va decir mi familia, y mis amigos, … o … por qué voy a salir de lo correcto, si hago esto seré diferente a los demás, qué necesidad tengo de complicarme la vida. En definitiva, coacción derivada de los paradigmas.
Es como si pensar en grande estuviera mal visto, de la misma manera que parece que no te puede ir bien, porque en el momento que esto sucede surgen a tu alrededor todo tipo de suspicacias. Sin embargo, voy a dejar esta reflexión para otro post porque me parece realmente interesante.
La reflexión de mi propia experiencia con la perspectiva del paso de tiempo, me dice que lo adecuado es pensar en grande y con pureza, pero actuar en pequeño. Poner en marcha pequeñas acciones que te orienten hacia el gran objetivo, aquellas que parece que no aportan nada pero que son las que construyen, y lo mejor, las que construyen con la solidez necesaria como para dotar a los avances de la consistencia necesaria para mantenerlos en el tiempo. Si a esto dosis de paciencia tienes mucho camino hecho.
Esta redacción es la que me ha llevado al título: el OBJETIVO es macarse un objetivo que te haga crecer.
Para terminar, te dejo con un par de reflexiones ¿si te marcaras un objetivo después de leer este post sería exactamente el mismo que antes de leerlo? o ¿después de leer este post vas a modificar alguno de tus objetivos? Si ambas respuestas son que no, enhorabuena!!